lunes, 30 de abril de 2012

Andando siempre a casa


Nos topamos en la calle diez años después. No había envejecido, simplemente tenía una apariencia contemporánea. Tomamos un café, por los viejos tiempos, y recorrimos un poco los caminos andados en solitario. Era curioso pensar en cómo habíamos coincidido tiempo atrás, pero era más importante darnos cuenta que cada uno, a su manera, había desviado la trayectoria del otro.

Probablemente hubiera aterrizado en otra ciudad, un año más pronto o más tarde, habría tomado el tren de las 7:18 y no el de las 6:58, y finalmente, hubiera salido corriendo de más de un sitio al sentirme fuera de casa. El recorrido pudo no haber estado decidido, pero el impulso bastó para llegar hasta aquí.

Al volver de nuevo a la calle, cada uno tomó su camino. Me fui todo recto a casa, sin desviarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario