lunes, 16 de abril de 2012

El final


Cuando decidí salir de la cama, el mundo ya era viejo y había girado demasiado tiempo en torno a sí mismo como para tener algo de sentido. Entre el ruido de la tele de la vecina con sus telenovelas y sus realities, y el olor a quemado que se me quedaba pegado a la piel, decidí que era mejor cerrar la ventana y seguir hibernando.

Me desperté nuevamente con el estallido de una burbuja, que algún inepto se cargó con un rifle para matar Elefantes. Vi gente corriendo hacia los bancos, tratando de entrar hasta por debajo de las puertas. Los mendigos nunca estuvieron más contentos de haber puesto el pasador, mirando a través de los cristales blindados las caras de horror de la gente de las tres comidas. Me cercioré que quedara algo para desayunar en la despensa y me metí de nuevo bajo las sábanas.

Estaba solo cuando finalmente entró la luz por todas las ventanas, ella se había marchado llevándose mi última lata de Baked Beans. Pensé en el hambre que me acabaría matando y en el delicioso olor de la piel de mujer.

Foto de niños selknam tomada de Wikipedia

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